lunes, 17 de enero de 2011
A LAS DULCES MUERTAS
A LAS DULCES MUERTAS
Jalisco, a las dos y media de la tarde, en los suburbios de un lugar cuyo nombre no merece ser recordado, un infanticidio estremeció a los vecinos y a las autoridades; no era un simple asesinato, aquello era obra de sangre fría en vulgares mentes imprudentes.
Dos cuerpos yacían sin vida estirados sobre una banqueta, sin la delicadeza previa por parte de los homicidas de salvar los cadáveres todavía calientes, de las miradas morbosas, fotografiando la escena del crimen.
Con los ojos ligaremente abiertos, deslizándose las pequeñas bocas hacia la izquierda, simulaban aquella espera eterna de la clemencia, ni siquiera la resurreción era esperanzadora para los últimos segundos de vida de aquellas niñas de 8 y 12 años, que se desangraban. La incertidumbre entre el umbral de la vida y la muerte las acompañaba, desde el primer grito de horror entre las mujeres de dudosa moralidad del barrio hasta el lamento de los padres de las hermanas, que maldecían y blasfemaban con la respiración entrecortada.
J.I.BCK
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Estimado lector, gracias por su tiempo y colaboración.
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Jenya I.Bck
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Jenya I.Bck