A mis queridos lectores:


Después de una larga creación para finalizar el nuevo proyecto I.Bck, o llevarlo a un campo abierto donde la visibilidad de mis escritos sea de mayor amplitud, con el fin de expandir mi palabra, sin importar el núcleo o las diferencias que se nos imponen. Me dirijo a ustedes, para agradecer la oportunidad de hacer oír lo que añoraba hablar y detesté callar.

Jenya I.Bck

miércoles, 16 de marzo de 2011

LA TORRE DE BABEL MEXICANA:


LA TORRE DE BABEL MEXICANA:


Profesaban lo inefable una gavilla de inútiles, como aquel Juanito Aldán de la novela Los Gozos y las Sombras de Torrente Ballester. Querían explicar algo que ni Marx logró con sus múltiples estudios sociológicos, el orden social, recriminando al gobierno de Felipe Calderón los bajos salarios y el desempleo del Sindicato Mexicano de Electricistas, una tarde sofocante de octubre del 2009 en el centro histórico de México.

Recuerdo el hinchazón de los pies, al caminar desde una funeraria en Reforma, no había circulación vehicular, por los protestantes esparcidos como atole por todo el centro de la ciudad. Yo en aquel entonces poco enterada de los asuntos gubernamentales, tal vez por resignación, por no tener ni voz ni voto en los Estados Unidos Mexicanos. No me enteraba de mucho, tanto vociferío impedía que llegara de una forma clara al problema manifestado.

Lejos de parecer una protesta por los derechos laborales, aquello era la lucha de clases y la búsqueda incasable en la equidad socio-económica. El gobierno debió de hacer caso omiso a las pancartas donde estaban escritas unas cifras voluptuosas acerca del salario de un vulgar diputado, claro se les olvidó sumar los bienes que se auto-servían del Estado. No obstante no entraré en detalles para salvar mi pellejo.

La guerra fría y eterna entre mexicanos instaurada desde la `Independencia de México´´, se plasma de maravilla desde los núcleos más pequeños naco- fresa, hasta funcionario público-ciudadano.

Tal vez esta guerra fría entre los civiles, se deba a aquel conciliábulo de independentistas que querían alcanzar la gracia de un reino autosuficiente, de quien establecía el orden en Nuevo México. Y sobre ellos el castigo cayó, ``la Torre de Babel mexicana´´, antes bien unidos para alcanzar la sublimación estatal, osando compararse tan drásticamente como el hombre con lo supremo. A partir del fin de la guerra, ningún mexicano se entendía con el otro.

En estas manifestaciones, como en la vida cotidiana, no he encontrado a quién defender, si al vago o al ladrón.

¿Será el `ahorita,´ la palabra clave de esta irrisoria situación nacional?.



J.I.BCK

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